Lo bueno de tener perro



Desde hace ya unos meses soy una integrante más del mundo de los poseedores de perros. Debo decir "mundo" porque realmente creo que se abre una nueva dimensión: si no fuera por Mona, jamás me hubiese dado cuenta de la cantidad de veterinarias que existen en esta ciudad, ni se me hubiera cruzado por la cabeza conversar con nadie en la plaza, ni muchísimo menos podría haber imaginado la existencia de¨clanes de vecinos¨que se juntan allí a socializarse con la excusa de estar socializando a sus mascotas.

Meme


Epa, ¡qué título! ¿Esperaban un tratado sobre la mamadera? OSOOOOOOO. Todavía no estoy tan pendiente del "temita". Ya van a tener oportunidad de verme perturbada por todo tipo de trivialidades relacionadas con la maternidad y sus alcances. Pero todavía no he entrado en el mood.

Resulta que venía pensando en escribir sobre mi nueva vida en el mundo de los felices poseedores de mascota. Estaba haciendo mi crónica mental de cómo había cambiado mi vida desde que Mona llegó a casa y de lo idiota que me siento hablando todo el día de la perra, viendo Animal Planet, charlando con vecinos en el parque sobre las "gracias" de nuestros canes y acariciando cuanto perro pase a mi lado. Pero, afortunadamente, llegué a sana conclusión de que esto no le interesaría a nadie más que a mí.