Mi lunavier laboral se compone de una serie de actividades heterogéneas, a veces espaciadas y otras amontonadas, que podríamos llamar "el rebusque". No se trata del mismo rebusque de la persona que tiene que sobrevivir a base de changas porque no tiene empleo, ni del rebusque del tipo que se las ingenia para no trabajar, pero aún así proveerse de un sustento. No. Lo mío discurre por el lado de de no caer en la monotonía o en el laburo esclavizante, y eso lo consigo a través del cumplimiento de tareas que, si bien son interesantes y se desarrollan con un relativo bajo grado de presión, no me representan del todo. Sí me configuran: yo soy todo aquello que hago (soy profesora de español, soy la que fabrica y diseña imanes decorativos y soy mis demás etcéteras). Soy, también, muy conciente de que mi situación es afortunada.