Descubriendo nuevas dimensiones

Acabo de descubrir, hace ya unos días, una nueva dimensión: la del dolor físico. Para ser más precisos, ese que se inscribe dentro de los límites de lo moderado a lo intenso. Y la verdad es que quedé medio alterada. No importan los detalles crudos, sólo voy a contar que tuve una infección en una herida de una operación en el abdomen y resulta que el procedimiento para sacar "la podredumbre de adentro" resultó bastante violento.
Lo que me sorprende ahora, lejos del episodio, es la magnitud que alcanza la sensibilidad generada por el sufrimiento y cómo esto puede afectar situaciones que normalmente no serían dolorosas (recuerdo que experimenté una punzada cuando alguien me tomó fuerte del brazo para ayudarme a subir a un taxi).