1- Darme cuenta, en el mismo instante en que la palma de la mano cargada con shampoo toca el cuero cabelludo, de que ya había realizado esa operación un minuto antes (aquí además hay un gran tema: ¿por qué en la segunda lavada siempre sale mucha más espuma?).
2- Buscar en todos los recovecos de la cartera las llaves que cuarenta y cinco segundos antes guardé en el bolsillo.