Receta de una buena chocotorta


La buena chocotorta debe respetar el espíritu con el que este encantador postre es asociado tradicionalmente: el de la fiestita infantil. Con esto no quiero decir que cada vez que vayamos a hacer nuestro amado dulce, tengamos que inflar globos, decorar la casa con pósters de Transformers y ponernos la nariz de payaso. Más bien intento esbozar una hipótesis que tiene como primer postulado esta idea: para un éxito seguro, debe existir en el momento de la preparación cierto clima lúdico. Una chocotorta sincera debe ser desprolija y desmesuradamente infantil, y debe, además, exhibir la correspondiente alegría inocentona (lograda muchas veces a través del clásico recurso del coloreado caminito de M&Ms decorativos).